Pero aún así tuvimos problemas. En un corto tan “físico” como este, dónde los personajes se desplazan continuamente, pelean, unos gritan y otros sólo murmullan la recepción de un sonido uniforme y limpio es (con nuestros medios) prácticamente imposible. Así es que la única solución para ofrecer un sonido perfecto es recurrir al doblaje.
Los actores, en este caso Fran Campos y Fran Ameixeiras, tienen que observarse a sí mismo en la grabación, volver a meterse en su personaje, y volver a grabar su voz con los matices de enfado, dolor, angustia… que ya mostraron en el momento de la grabación original.
No se trata de repetir como un loro, sino de volver a interpretar el papel. ¡Menos mal que la implicación y profesionalidad de estos actores es algo que nos tiene emocionados!.
1 comentario:
lumeeeeeeeeeeee...
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